lunes, 25 de octubre de 2010

El viaje del elefante

Saramago otra vez, Saramago siempre. Un relato sencillo, basado en una anécdota de la realeza europea, nos transporta de nuevo a través de las palabras.
es increíble como asistimos, como espectadores, como con una lupa, la expedición de soldados, campesinos, hombres y un paquidermo. En una perspectiva casi voyeurista, atestiguamos las palabras, y a veces con mayor expectación, los silencios, los hombres temen menos a las espadas y a las guerras, que a las palabras que pronuncian, las palabras que los vuelven vulnerables.
Tienen sentimientos que no saben cómo llamar, y que por tanto se niegan a sentir. Los protocolos, las fórmulas establecidas, son certezas a las que nos asimos, no hay lugar para la espontaneidad, inseguros en la creatividad.
La ironía del autor que nos vuelve una delicia su lectura, sus referentes, todo.
Nunca un par de piezas de marfil brillaron tanto.

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